Creanme que no encuentro las palabras que me permitan contarles algo sobre esta delirante, alucinante, desquiciada historia que nos presenta Federico Traeger bajo el anodino título “Cuando todo era para siempre”. La anécdota que da pie a la novela es sencilla: una familia clasemediera chilanga, los Voorman, formada por padre de origen alemán, madre y dos hijos, entre ellos Fernando, el narrador, recibe una billonaria -me fue imposible cuantificarla, pero por lo que sucede en la novela, debe de superar y por mucho, los mil millones de dólares- herencia por parte de unas tías de origen alemán. A partir de ese momento, la novela nos muestra un exceso de todo, pero principalmente de mal gusto, chabacanería, estilo Kitsch mexicano a tope, que el autor trata de presentárnoslos con sarcasmo, como una especie de sátira, que desnuda a la familia y sus reacciones desde el primer momento en que se saben multimillonarios y en dólares. Así, el padre se compra un equipo de fútbol y se va a Europa a conseguir artistas para formar un circo; la madre, se compra un video en Francia y contrata a un sommelier de esta nacionalidad de tiempo completo para que le diseñe y llene la cava de su castillo; el “nenito” -uno de los hijos-decide convertirse en director de cine, y de la noche a la mañana, su ópera prima, una película pornográfica, se convierte en un éxito; Fernando, el narrador, se da el capricho de producirle un disco a su novia en el célebre estudio londinense Abbey Road. La herencia de las tías incluía a un medio hermano, de cuya existencia la familia no tenía ni idea y a quien reciben junto con la herencia. Su pasado y linaje son un poco oscuros y su característica es ser “hermoso, perfecto y sofisticado”, lo que le da pretexto al autor para contrastar la incultura y lo naco de la familia heredera. La novela va encontrar lectores - mírenme a mi - pues se lee fácil, es corta, retrata a un segmento de nuestra sociedad, nos pone a pensar de sí a nosotros nos pasara algo parecido, cuál sería el nivel o la clase de transformación que el dinero nos provocaría. Porque como comenta Traeger en entrevista: “el dinero es como si fuera un vaso con agua y los personajes una pastilla de Alka Seltzer. Los echas al agua y ves cómo se diluyen”. En fin, a ratos me divirtió y me provocó mucha curiosidad sobre como terminaría la familia Voorman. Para pasar un rato divertido.
hace 3 años