Virginia Woolf escribió esta novela después de “La señora Dalloway”, y al igual que en ella, en “Al faro” aparece de nuevo como elemento fundamental e innovador el monólogo interior; conocemos la historia desde los pensamientos de los personajes, algo que resulta muy interesante.
El libro se divide en tres partes. En “La ventana” (la parte más extensa con diferencia) la autora nos sitúa en la isla de Skye, en Escocia, y se centra en la familia Ramsay, que está allí con sus ocho hijos y varios amigos de visita. Una deseada excursión al faro del lugar, que se retrasará, es la excusa para analizar, entre otros aspectos, la relación entre Mr. y Mr. Ramsay y algunos de sus hijos. Es notable la caracterización de los padres, en especial la bella e influyente Mrs. Ramsay. Cabe destacar entre el resto de personajes a Lily Briscoe, una pintora soltera que a medida que avanza la lectura identificamos como alter ego de la autora.
La segunda parte, “El paso del tiempo”, es muy breve y en ella la narración cambia radicalmente. Desaparece el monólogo interior y nos encontramos un narrador omnisciente que describe el abandono, la ausencia y el paso del tiempo en la casa que habían ocupado familia y amigos. En “El faro”, tercera y última parte, algunos de los personajes regresan diez años más tarde al mismo escenario en la isla de Skye, y nuevamente nos sumergimos en sus reflexiones e inquietudes vitales a través de sus pensamientos.
Sin diálogos y con escasa acción, Virginia Woolf, con su increíble capacidad de sumergirse en los personajes y plasmar sus pensamientos más profundos, y la versatilidad de pasar de uno a otro sin tregua, logra que el lector sienta y vibre con cada uno de ellos, y aprecie la tensión, los cambios de humor o los momentos incómodos. Es una obra eminentemente autobiográfica, la semejanza de la familia Ramsay con la de la autora es evidente, los padres, los ocho hijos, algunas de las circunstancias que se retratan... Sin duda Virginia Woolf vertió en “Al faro” muchas de sus propias experiencias, inquietudes y reflexiones.
Es una lectura profunda e intimista que requiere una lectura atenta y obliga a releer a menudo. A pesar de no ser nada fácil de leer, su prosa lírica y muchos fragmentos soberbios y bellos compensan la dificultad. Me ha gustado mucho, aunque reconozco que es un libro de los que hay que volver a leer para captarlo en su totalidad.
hace 6 años
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