En nuestro día a día nos gusta sentirnos seguros. Vivir de la mano del orden, alejados del caos que podría poner patas arribas nuestra existencia. Ganar dinero, emanciparnos, consumir, viajar... son solo unos pocos ejemplos que definen el bienestar perseguido por cada uno de nosotros, buscando en todo momento aquello que nos traiga la felicidad, no dolor ni pena. Pero todo cambia cuando nos sumergimos en una película o en un libro. Desde la comodidad que nos brinda el sofá, nuestro morbo se desata sin control alguno, disfrutando con el caos, el peligro y las amenazas que encierran esas páginas y que tantos quebraderos de cabeza darán a los protagonistas. Nos encanta adentrarnos en distopías, asesinatos en serie, apocalipsis zombies y demás escenarios oscuros y retorcidos que den a nuestra imaginación combustible ilimitado para situarnos en esas pesadillas literarias. Manel Loureiro es ducho en construir ese tipo de terror que se queda perenne en nuestro cerebro. Lo demostró sobradamente con su trilogía Apocalipsis Z, llevándonos entre las ruinas de la civilización tras un apocalipsis zombie, así como haciéndonos pasear por los camarotes de un enigmático barco en El último pasajero. Ahora, este polifacético escritor gallego regresa con Veinte, un viaje a los últimos rescoldos de la humanidad. Sin apenas tiempo para asimilarlo, el autor nos sitúa en un futuro en que la humanidad ha sido diezmada por una extraña enfermedad que produjo un suicidio en masa de los afectados. Los pocos supervivientes se hacinan en asentamientos, estableciendo un modo de vida anterior a la tecnología. Y es entonces cuando la pesadilla vuelve para los escasos habitantes de este planeta. Manel Loureiro hace tabula rasa y autocrítica del ser humano, ofreciéndonos una historia oscura, dura y adictiva, a la par que nos anima a leer entre líneas para mostrarnos de que manera los errores del pasado siguen teniendo ecos en este nuevo comenzar, claro ejemplo de que somos una especie belicosa y desconfiada. Un ejemplo de ello es la perorata que Julien, uno de los protagonistas, suelta al darse cuenta de que tienen una nueva oportunidad, y según palabras de él:"... esta vez haciendo las cosas bien". También hay hueco para la esperanza y la redención, aunque el camino para alcanzar tal objetivo estará sembrado de múltiples peligros en los que Andrea, protagonista y una de las pocas habitantes del mundo antes de que la extraña enfermedad diezmara a la población, deberá rellenar los huecos que hay en su pasado, ya que ahí podrían estar las claves para la supervivencia de todos. Si queréis empezar el año con una lectura inolvidable e inmejorable, apostad por Veinte. Este autor ha vuelto a conseguir llegar al lector con una historia que querréis leer una y otra vez. (David Carrasco, 2 de enero de 2018)
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