Los tres largos poemas que conforman Trilogía constituyen una de las obras maestras de la poesía del siglo XX, comparable a los Cuatro cuartetos de T. S. Eliot, a Brigflatts de Basil Bunting o a Notas hacia una ficción suprema de Wallace Stevens. Escrita bajo el impacto de la Segunda Guerra Mundial, Hilda Doolittle indaga a lo largo de esta obra en el amor, la muerte o la posibilidad de redención, llevando su propia poesía –despojada ahora de las tiranías del imaginismo que había ayudado a fundar– a terrenos nunca antes explorados, configurando así uno de los experimentos literarios más arriesgados y fructíferos de nuestro tiempo.