Todas las mañanas del mundo narra la relación entre Marin Marais, el violista y compositor de la corte francesa de Luis XIV, y su enigmático maestro Sainte-Colombe. Al cumplir diecisiete años, Marais le pide a Sainte-Colombe que sea su mentor. Éste se queda impresionado de su dominio de la técnica, pero advierte a su discípulo que su interpretación carece de algo fundamental para ser un músico excepcional: alma.