Pocos libros logran dejarme sin palabras, pero este ha sido uno de ellos. Nunca había entendido cómo se podría fraguar una relación de pederastia, ni como el entorno no es capaz de verlo y de cómo la víctima es capaz de callar y callar... Aquí, en esta novela y de la mano de Margaux he encontrado todas las respuestas a mis preguntas. La historia me ha resultado, directamente, desgarradora, sobre todo porque la autora nos cuenta en primera persona su tóxica relación de pederastia con Peter, con el que compartió catorce años. Nos cuenta las cosas tal y como ella las recuerda, supongo que intentando con ello dar voz a lo que pasa, muchas veces delante de nuestros ojos, a cómo pasa y para poder cerrar el círculo y sanar sus propias heridas. Sin duda, esta novela es una apuesta arriesgada y valiente a partes iguales, pero también está narrada de forma muy acertada, no cae en el morbo fácil, en la autocompasión, ni en detalles excesivamente duros, lo que sí es cierto es que, en determinados momentos, me ha tocado parar la lectura y coger aire... Es una novela que me ha gustado, pero creo que no volvería a leer... Desde luego que no es apta para todos los lectores.
hace 1 año