Varias historias con un hilo conductor y con los gatos como sujeto terapéutico y hasta casi mágico. Que el contacto con animales puede ser terapéutico, es algo comprobado por la ciencia, pero en ninguno de los casos que se plantea en este libro, creo que pueda resultar muy verosímil la sanación mental, y más, a largo plazo. Un gato u otra mascota, da un giro a tu vida, te condiciona y te obliga a crear nuevas obligaciones y rutinas y salir de uno mismo. Pero, en un proceso de crisis en salud mental, la terapia, para crecer como persona, para tener herramientas, para afrontar dificultades, es algo muy necesario, pues cada vez que se repitan situaciones similares o más complicadas, qué pasaría con la persona sin esas habilidades o herramientas. El gato a largo plazo, pierde efectividad. y esto es algo que me ha faltado en este libro, qué pasa con los personajes pasado un buen tiempo. Por otro lado, es un libro ameno, de lectura fácil, y que deja muy poco poso.
hace 2 meses
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