Mi reseña y opinión: https://bermerblog.blogspot.com/2016/03/stalingrado-antony-beevor-1998.html

Me encanto la forma en que relata los hechos acontecidos en la segunda guerra mundial cuando Alemania pretendía invadir Rusia, una forma muy agradable de contar coda instante vivido, de verdad que es una historia que engancha desde el inicio.

La visión que Beevor nos propone de la batalla es tan completa que uno puede conocer las decisiones del alto mando alemán y ruso, y luego bajar al campo de batalla y compartir con los soldados de ambos bandos sus miedos, sus pensamientos más íntimos y sus esperanzas. El relato es tan vívido y realista que uno se imagina (y no cuesta mucho) pasando un frío intenso dentro de un búnker, intentando comerse un trozo de pan congelado mientras se soportan las legiones de piojos que recorren el cuerpo.Y todo esto con un rigor en la investigación realizada por el historiador británico (que consultó los archivos soviéticos) que nos obliga a decir que efectivamente "la batalla ocurrió así". Siempre me ha apasionado la Segunda Guerra Mundial y en especial el frente oriental, por lo que era fácil que me gustase el libro, pero además Beevor hace gala de un estilo más propio de un escritor que de un historiador. Respecto a la historia, todo el mundo debería conocerla para así saber hasta dónde puede llegar la barbarie y el desprecio por la vida. En definitiva un excelente relato que recomiendo fervientemente, una lectura imprescindible que me ha cautivado.

Me gusta su forma de narrar y entrelazar las historias y anecdotas. Muy bueno para los interesados en la II Guerra Mundial.

Bien documentado pero demasiados datos que hacen que te pierdas. No se enlazan bien unas anécdotas con otras, por lo que se hace un poco pesado. Al final se arregla un poco, pero resulta muy árido de leer.

el mejor del autoir

Muy interesante. La gran cantidad de testimonios ayudan a acercar la historia. lo recomiendo antes que el clásico de Craig.

El mejor libro que leí hasta el momento sobre la batalla de Stalingrado. Consta de mucha información, buenas descripciones, en algún momento uno cree sentir la desesperación de los soldados. Siento admiración por los escritores que se proponen escribir sobre un tema que lleva tanta investigación y a la hora de plasmarlo no enredan al lector, y a mi entender esto lo logro Beevor.

El propio Hitler había admitido antes de la campaña de Rusia que, si no se hacían con el petróleo del Cáucaso, tendrían que poner fin a la guerra. Pero llegado el momento, éste lo sobrepasó. Stalingrado fue su particular huida hacia delante. A su desquiciamiento, que le hacía ver divisiones completas donde no había más que puñados de hombres mal alimentados, los rusos opusieron la resistencia que sólo un estado totalitario puede conjurar (hubo trece mil fusilados por «cobardía»). Como es habitual en él, Beevor deja que sean los propios intérpretes del drama los que nos cuenten qué pasó allí.