Estas narraciones inauditas reflejan de forma cabal la asombrosa originalidad del muy excéntrico y absolutamente genial Felisberto Hernández. Todos ellos son acabadas muestras de un estilo que, para Italo Calvino, «desafía toda clasificación y todo marco», y cuyos rasgos más característicos son el sarcástico intercambio de papeles entre los objetos y las personas (operación que, para sorpresa del lector, arroja nuevas luces sobre la realidad moderna), la empatía nacida en el permanente extrañamiento frente al mundo y un humor tan discreto como disparatado. Auténtico visionario, Felisberto abrió las puertas a una literatura que reflexiona sobre sus propios límites y que, por encima de todo, procura iluminar nuestra estupefacción ante las cosas.