Héroe, profeta, mago y actor trágico, este hombrecillo femenino, discreto, poco inclinado a las mujeres, merece morir en el umbral de Nuestro siglo: lo anuncia. Más y mejor que Nietzsche, vivió la muerte de Dios; mucho antes que Camus, se dio cuenta de que el suicidio es la cuestión primordial que el hombre debe plantearse; su lucha contra el azar, otros la reemprenderán sin ganarle en lucidez (...) Poco antes del desarrollo gigantesco de las técnicas, inventa una técnica de la poesía (...) moviliza el lenguaje para asegurar el pleno rendimiento de las palabras (...) Mallarmé fue por completo poeta, por completo comprometido en la destrucción crítica de la poesía por sí misma. Edición bilingüe Francés-Español.