Es un placer volver a las calles de Santiago de Compostela, a las de su centro histórico patrimonial y a las de su menos literario pero más residencial y santiagués, en realidad, Ensanche (y eso que, como dice Blanca, Compostela se vuelve aldea si nos vamos de su catedral) a través de la prosa enigmática de Blanca Riestra. Según avanzas en la lectura vas entendiendo la historia, pero los secretos nunca son revelados del todo. Al final, concluyo que un caprichoso súcubo está detrás de todo.
hace 6 años