Lavretski, el héroe de esta novela, la segunda de Turguénev −uno de sus mayores éxitos y la que quizá incorpore más rasgos autobiográficos−, ha tenido una educación singular: su padre, un noble terrateniente que se fugó y casó con una sirvienta, y luego la dejó en Rusia para vivir «la vida alegre» de Europa, quiso hacer de él «no solo un hombre, sino un espartano». Vestido a la escocesa, despertado con jarros de agua fría a las cuatro de la mañana y aleccionado con principios voltaireanos, el muchacho no acababa de entender cómo se conciliaba todo eso con el desprecio por la tierra y la vida de los campesinos. Ya mayor, y después de una «boda por amor» y del correspondiente periplo europeo, vuelve a Rusia cabizbajo, separado de su mujer (que le engañaba) y expuesto al ridículo… pero con la firme convicción de emprender reformas y cuidar la tierra. Sin embargo, la «sed de felicidad» se interpone en sus buenos propósitos como una maldición implacable: Liza, la joven hija de una prima suya, despierta en él sensaciones que creía perdidas y… Nido de nobles (1859) es una hermosa y melancólica novela sobre la persistencia del deseo, testimonio de una generación perdida en la Rusia del momento, una generación que solo podía levantarse «en medio de la oscuridad». En mi infancia creí que este libro era el más bello que se había escrito, y estaba, por decirlo así, traspasado por una especie de admiración extática, que nunca me abandonó, por aquel Maestro. Ford Madox Ford