Es inevitable comenzar cualquier reseña de Madrid de Corte a Cheka notando la particularidad no solo de ser una novela ambientada en la Guerra Civil escrita desde el bando nacional —donde, paradójicamente pese a ganar la guerra, el olvido y el destierro ha hecho más mella que en el otro bando—, sino de ser La novela del bando nacional. Y es imprescindible quitarse de encima todos los prejuicios que pueden venir con tal etiqueta, porque más que ser una novela definitoria para uno de los bandos de la Guerra Civil, es un novelón, así, en aumentativo admirativo. Agustín de Foxá, conde de lo mismo, personalidad excéntrica que se movió en la carrera diplomática y, como tal, conoció entre bambalinas a una ingente ristra de personalidades —él era otra entre tantos— hizo un fresco muy vivo de la sociedad y los politiqueos de su tiempo en tres etapas que se corresponden con las tres partes del libro: el Madrid monárquico, el del Frente Popular y el de la guerra. Son retratos parciales, interesados, pero dinámicos, coloridos, y escritos con un estilo apabullante, que se leen casi en carrerilla pese a la profusión de escenas y personajes. En conjunto, una novela que si bien va perdiendo fuerza desde una genial primera parte a un más olvidable cierre, despliega toda la literatura para deleitar al lector, pero sobre todo aquel familiarizado con la época y sus protagonistas tiene en Madrid de Corte a Cheka una novela fundamental. Mención aparte merece el único lastre de la presente edición, por lo demás modélica: el prólogo de Ignacio Ruiz Quintano, que no dice nada. Una novela como esta se merecía un prólogo que contextualizara y pusiera en valor la novela con eficacia y buen hacer. (Carlos Cruz, 3 de mayo de 2017)
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