Manon Roland fue guillotinada en Paris el 10 de noviembre de 1793, en pleno periodo del Terror, a los 39 años. Mujer autodidacta, inteligente y muy culta, de profundas convicciones republicanas, participó activamente en la Revolución Francesa. Estaba casada con Jean-Marie Roland, diputado de la Convención y ministro del Interior, y se ocupó personalmente de redactar buena parte de sus escritos y discursos políticos. Su casa se convirtió en el centro neurálgico de la facción de los girondinos, arrasada por Robespierre y los suyos en 1793. Madame Roland fue una de las victimas de esa feroz lucha por el poder. Durante los cinco meses que permaneció encerrada en diversas prisiones, escribió sus Memorias, que la guillotina no le permitió concluir. Éste es el documento excepcional de un ser que sabe que va a ser ejecutado sin remedio. Un apasionado repaso de su existencia marcado por reflexiones políticas, intelectuales y morales en las que se entremezclan la descripción de sus juegos, sus estudios, sus amistades, las relaciones con su madre y su padre o la compleja elección de un marido nos permiten observar de cerca la vida de una mujer del siglo XVIII.