Con Los Señores de la Tierra, segundo tomo de la crónica, el relato de Angus de Metz expone las visicitudes de Widukind en compañía de los daneses, con personajes legendarios como Ragnar Lodbrok, o su abuelo, el rey Goimo Manoslargas. Con estos pueblos vikingos a los que está unido por lazos familiares, Widukind llevará a cabo un largo viaje marítimo que lo llevará desde Dinamarca a Islandia y después a Escocia, en lo que supondrá un avance de lo que llegarán a ser las depredaciones vikingas contra las Islas Británicas en décadas posteriores. Vencedores durante esta aventura, Widukind logrará al fin su propósito: ganarse la confianza de los daneses para atacar las costas del reino franco desde la costa y garantizar así una alianza del norte pagano frente a la amenaza territorial y religiosa que supone la presión carolingia. Esta segunda sección de la crónica también expone buena parte de la oposición sajona a las fuerzas de Carlomagno, así como el segundo levantamiento de la población tras la firma del Tratado de Paderborn, en el que la nobleza sajona había traicionado al pueblo, vendiéndolo a Carlomagno a cambio de conservar sus derechos sobre la tierra en la nueva Marca de Sajonia, como parte del Imperio Carolingio. Mientras tanto, los miembros del Concilio Germánico, dirigidos por Arnauld de Goth, ponen en marcha un plan para derrocar la amenaza herética que supone la persistencia de Remigio el Piadoso y su prédica de la pobreza y del sincretismo cristiano, frente al integrismo de la Iglesia, tratando de encontrar a cualquier precio su templo secreto, una lanza que presuponen la de Arimatea, y la interpretación de las sagradas escrituras que redacta el propio Remigio, conocido como Evangelio de la Espada, para enviarlo a la hoguera y borrar su huella.