Cuando Hernán Cortés y el grupo de españoles que lo acompañaban empezaron a internarse en lo que hoy es México, poco imaginaban que estaban penetrando en los dominios de uno de los imperios y civilizaciones más poderosos, refinados y singulares de la historia de América. Sus espléndidas ciudades, su organización, sus usos y costumbres, su religión, sus riquezas, fueron para ellos fuente de admiración, de asombro y de rechazo casi tanto como lo fue para los aztecas –en realidad mexicas, acolhuas y tenochcas–, la nación indígena que gobernaba con puño de hierro el país, la aparición de aquellos inquietante extranjeros. En esta breve introducción David Carrasco nos ofrece una síntesis libre de los prejuicios tradicionales, a la vez que concisa, completa y actualizada, de la historia, el sistema de creencias, la organización política, social y religiosa del gran pueblo que levantó la magnífica ciudad de Tenochtitlan –la gran ciudad de México– y un imperio muchos de cuyos rasgos distintivos, mestizados o travestidos, perviven aún hoy.