Brianna había descubierto aquel escandaloso librito, Los consejos de lady Rothburg, medio escondido en las estanterías polvorientas de una librería de viejo. En cuanto lo abrió supo que no debería comprarlo, pero que necesitaba leerlo; que no podía comentarlo con nadie, pero que todas las mujeres tendrían que conocerlo. Brianna estaba casada con Colton Northfield, un aristócrata apuesto, poderoso y atento, pero ansiaba enamorar al hombre que se ocultaba tras aquella fachada de cortesía y distancia. Aunque para ello tuviera que armarse de valor y seguir paso a paso las sabias sugerencias de la famosa cortesana mezcla de picardía y sentido común, de audacia y sabiduría popular, de descaro y sutileza, pues, como decía lady R., en el juego de la seducción y en el amor «no olvides que tú sabes mejor que él lo que quiere».