Una novela que empieza fatal, se enmienda poco a poco, llega a alcanzar pasajes espléndidos hasta que vuelve a caer en la mediocridad. La trama principal es muy débil y los primeros protagonistas, Lebeaux y Degand resultan puras caricaturas de una escenografía impostada e inverosímil. En contraposición, el despliegue de historias circundantes ofrece, como decía, fragmentos donde el autor demuestra oficio y potencial, ese mismo autor que termina cayendo nuevamente en la tentación del efectismo y la superchería. Pudo haber sido una novela importante...
hace 7 años