«Mis tres vidas» era el título original que Zweig había pensado para su célebre (y celebrada) autobiografía El mundo de ayer. Tres son, en efecto, las grandes etapas en la azarosa existencia del escritor austríaco: los años de aprendizaje en la vibrante Viena finisecular y los posteriores de ascenso en el escalafón literario, un tiempo dedicado a los largos viajes y las apremiantes ambiciones que concluye bruscamente con el estallido de la Primera Guerra Mundial; los dos decenios de trabajo constante, éxito popular y brillo mundano que vive con su primera esposa en una no siempre plácida mansión de Salzburgo; y, finalmente, el período de la pavorosa catástrofe que lo condujo al exilio y luego al suicidio. Para relatar la compleja y apasionante vida de Stefan Zweig, Oliver Matuschek ha llevado a cabo una meticulosa investigación basada en los materiales más diversos, entre ellos muchos textos (cartas y otros documentos) hasta ahora inaccesibles o desconocidos. Con un rigor erudito siempre aliviado por la agilidad narrativa consigue recrear el fascinante itinerario vital de un personaje adorado en su época y, sin embargo, destruido por la ferocidad emboscada dentro de la cultura que lo había llevado a los pies del Olimpo. Zweig fue un semidiós demasiado humano que acabó sus días en una pequeña ciudad de Brasil cuando percibe que todo su presente es un ayer desmoronado.