Tras una traumática ruptura sentimental, Ane decide poner tierra de por medio e irse a vivir temporalmente al viejo caserío que su abuelo le dejó en herencia en las montañas navarras. Sin embargo, no será paz y tranquilidad lo que encuentre en su solitario retiro, sino los huesos enterrados de un hombre al que le faltan las manos. Peor todavía que el macabro hallazgo es la sospecha que corroe a Ane: ¿asesinó su abuelo a aquel hombre? Sus pesquisas iniciales la llevan a una duda aún más siniestra: ¿pudo su abuelo ser el Carpintero, un asesino en serie que actuó en Francia y España durante los años 80? Incapaz de vivir con esa sospecha, Ane iniciará una investigación con la ayuda de uno de los policías franceses que investigaron infructuosamente el caso del Carpintero. Sus averiguaciones la conducirán desde las montañas navarras hasta el norte de Francia, a Paris y a los subterráneos abandonados de la línea Maginot, en un periplo plagado de sorpresas y sobresaltos y que culminará en un desenlace inesperado que nos obligará a replantearnos todas nuestras teorías sobre la novela.