Desde que Castilla miró a poniente tras el descubrimiento y conquista de nuevos territorios en América, inició una expansión imperial que culminó la Monarquía Hispánica y que situó a España como la primera potencia mundial. Durante más de tres siglos, las flotas que atravesaban el Atlántico hacia la Nueva España, en una travesía de ida y vuelta, cambiaron la forma de entender el comercio, las comunicaciones y la economía para crear y, sobre todo, sostener uno de los más grandes imperios que los tiempos han visto.