Uno de los grandes poemarios de Philip Larkin, Las Bodas de Pentecostés, causó una profunda convulsión en los medios literarios británicos cuando se publicó por primera vez en 1964. La insolencia, el lenguaje áspero y coloquial, y el tono provocativamente antirromántico convirtieron a Larkin en el máximo representante de la poesía de la posguerra británica y en un imprescindible innovador de las letras europeas.