La oveja de Pablito tiene un abrigo de lana gris, largo y bonito; en cambio, el vestido de Pablito, a medida que pasan los días, le queda más y más pequeño. El niño ha tenido una gran idea y encarga a un esquilador que esquile su oveja. Con la lana y la ayuda de sus abuelas, su madre, un pintor y un sastre se hará un vestido nuevo, tan bonito como el de su oveja.