Cuando el nuevo propietario de la casa Cavendish intenta hacer una reforma, los obreros huyen despavoridos. Hablan de sombras, susurros, pasos que no proceden de ningún sitio y ruidos extraños; por lo que no piensan volver a trabajar allí por mucho dinero que les ofrezcan. Un matrimonio especializado en fenómenos paranormales se desplaza a la mansión para intentar descubrir qué ocurre. Al llegar, se encuentran con un fenómeno mucho más oscuro y peligroso de lo esperado por lo que no tienen otra opción que solicitar ayuda. Recurren a Eli, una joven bruja que tiene el don de ver a los muertos y comunicarse con ellos. Un don que no le ha traído más que problemas, pero que ahora le brinda la oportunidad de poder lograr su sueño: marcharse lo más lejos posible del pueblo en el que reside junto a su madre. “La maldición de la casa Cavendish”, de Gemma Herrero Virto, es la primera entrega de la saga protagonizada por Al y Eli. Al es uno de los hijos de los parapsicólogos que contratan a Eli. Es un joven escéptico que no cree en nada de lo que hace su familia y que únicamente sueña con convertirse en un guitarrista de éxito. No le queda más remedio que colaborar con Eli, aunque le parece una chica muy rara. No solo por su supuesto don, sino porque, pese a que se esfuerza, no consigue que confíe en él. Y acostumbrado a llevarse bien con todo el mundo, ganarse su amistad se convierte en un reto para él. Eli, que ha pasado sola casi toda su vida, no se fía de Al. Cree que, como ha pasado siempre, terminará burlándose de ella o rompiéndole el corazón. Pese a su reticencia, colaborará con él para intentar averiguar quién es el malvado espíritu que habita en la casa y conseguir que se marche para siempre. “La maldición de la casa Cavendish” no es una novela juvenil, pese a que sus protagonistas sean dos adolescentes que se comportan como tales. La trama se desarrolla en un entorno oscuro en el que los sucesos sobrenaturales se van volviendo cada vez más violentos, a medida que avanza la investigación. Un buen thriller sobrenatural salpimentado con humor, romance y un gato con un carácter de mil demonios. “Ser visto es la ambición de los fantasmas. Ser recordado, la de la muerte”. Anónimo
hace 1 año