El rey del pesimismo ataca de nuevo y esta vez para... ¡hablar del amor! No escapan a su lengua mordaz, a su despiadada mirada, ni los jóvenes enamorados, ni los recién casados, ni los que se han metido en el lío de ser padres, ni las parejas que, a pesar de todo, llegan a cumplir sus bodas de oro. Desde el momento del flechazo o la cita a ciegas, hombres y mujeres viven como en una nube, encantados con su pareja, sin saber que las cosas irán necesariamente de mal en peor.