“Faltan 125 días para llegar a Marte” leemos al empezar la novela, y enseguida descubrimos que se ha producido un asesinato a sangre fría, aunque la incógnita sobre los protagonistas de la escena (víctima y asesino) se mantendrá casi hasta el final.
En La intuición de la gacela se desarrollan tres tramas paralelas que se van intercalando a lo largo del libro. La primera y más extensa es la que nos sitúa a mediados del siglo XXI, primero en Madrid y luego en la costa de Almería, frente a un gran reto tecnológico. Lete Corp, una empresa privada de transporte aeroespacial, proyecta enviar a Marte la primera expedición con seres humanos. Las mejores mentes trabajan en este ambicioso proyecto, cuyo objetivo no es solo alcanzar el planeta rojo, sino implantar allí una sociedad independiente de la Tierra.
Por otro lado, nos trasladamos en el tiempo al siglo XIII. El arráez de la ciudad de Lurqa está preocupado por el inminente asedio del ejército cristiano, que, encabezado por el infante Alfonso, gana territorios sin cesar. ¿Optará por combatir o firmará un acuerdo con ellos y aceptará sus condiciones, como ya han hechos sus hermanos en Al-Mursiya?
En la más breve de las tramas, y que se intercala con las otras dos, un padre reflexiona sobre la pérdida de un hijo, una muerte cuya certeza se conocía, pero que no por ello resulta menos dura.
Esta curiosa combinación de historias, que puede chocar al lector en un primer momento, poco a poco cobra sentido y forma un todo lleno de sorpresas e incluso intriga.
Siguiendo el hilo de la narración principal, tras años de investigación —incluso en campos como la inteligencia artificial o la bioingeniería—, preparación y largos procesos para seleccionar a los participantes del viaje espacial, finalmente llega el día del lanzamiento. Es entonces cuando aparece muerto el responsable técnico de la misión y el lector empieza a sospechar que la expedición espacial oculta algunos aspectos inquietantes.
Es una novela coral bien construida, cuyas historias paralelas se despliegan en contextos tan distintos como los preparativos para un viaje a Marte y la reconquista cristiana del siglo XIII, pero que resulta muy verosímil y que atrapa con facilidad. Los personajes que aparecen son variados y es interesante conocer sus distintos puntos de vista. Destacaría también las reflexiones que provoca su lectura, tanto en aspectos puntuales, como hasta qué punto puede afectar en el desarrollo de una persona la muerte de un ser querido, o consideraciones de índole más genérico, ¿es posible crear una humanidad “mejorada”?, ¿o implantar un nuevo sistema social basado en otros principios? Todo esto y mucho más es lo que encontramos en La intuición de la gacela, en mi opinión, altamente recomendable y entretenida. (Esther Rodríguez, 23 de febrero de 2022)