Se trata de una novela de trama compleja, que exige toda la atención del lector, pues desarrolla una acción de espionaje y contraespionaje que, en su afán por mantener la intriga y el suspense, a veces llega a resultar confusa. Además, combina un narrador en 3ª persona con otra en 1ª, que introduce varios de los capítulos juzgando y adelantando los hechos que se van a relatar, recurso que a veces funciona potenciando la tensión y en otras contribuye a esa confusión ya mencionada, al hablar de acontecimientos y personajes todavía demasiado lejanos en la narración. Con un estilo que en ocasiones recuerda a Pérez Reverte, la lengua resulta muy vívida pero también repetitiva, y se echa de menos una edición más cuidada, ya que se observan algunos errores ortográficos y de puntuación. Lo mejor de la novela se concentra en el tramo final y en la relación de las aventuras de los somatenes, los personajes mejor desarrollados y de mayor intensidad dramática (especialmente Mingo Prats). Aunque se trata de una lectura que presenta ciertas dificultades, siempre es interesante rememorar un capítulo histórico que nos enfrenta y acerca a las vidas y sufrimientos de la población civil (y de los guerrilleros voluntarios) durante los trágicos acontecimientos de la guerra de Independencia. (Montse Yáñez)
hace 12 años