Los primeros disparos de la guerra de los Bóers sonaron en Kraaipan, Suráfrica, el 12 de octubre de 1899. Pocas horas después, un Winston Churchill de 25 años, acreditado como corresponsal de guerra para el Morning Post zarpó de Southampton a bordo del Dunottar Castle rumbo a Ciudad del Cabo. Durante los ocho meses siguientes envió regularmente sus crónicas de guerra, en las que Churchill optó por un enfoque personal y, en lugar de ofrecer una visión general del conflicto, se centró en sus experiencias personales (entre ellas, su captura, encarcelamiento y posterior huida de una presión de Pretoria que le hicieron popular ante la opinión pública inglesa). Pero de sus impresiones y vivencias emerge una imagen intensa y dramática de las condiciones en las que se combatió y de los problemas que encontró el inexperto ejército inglés enfrentado al a resistencia decidida y tenaz de los bóers. Sus impresiones se reimprimieron después en forma de libro bajo los títulos De Londres a Ladysmith via Pretoria y La marcha de Ian Hamilton y que en esta ocasión se publican juntos.