Historias del pop hay muchas, pero ninguna tan singular como la que presenta La edad de plástico. Historia que, en rigor, no es tal, sino un sinuoso recorrido personal alrededor de cien artistas —y sus correspondientes perfiles biográficos y musicales— que conforman el personal Olimpo Sonoro de Ramón de España. Figura fundamental de aquel nuevo periodismo musical español que, surgido en la segunda mitad de los años setenta del siglo pasado, protagonizó toda una revolución en la prensa especializada.
Publicado originalmente por entregas semanales en prensa, La edad de plástico elude conscientemente la cronología y opta por dejarse arrastrar por las emociones, por los impulsos—vitales, azarosos o caprichosos— tan comunes al melómano. De tal modo que a través de sus páginas viajamos constantemente en el tiempo, por el pasado y el presente —adelante y atrás, atrás y adelante—, encontrándonos con creadores fundamentales del canon pop en feliz convivencia con los malditos, los desconocidos y los olvidados: aquellos que permanecen en los pliegues de la historia esperando su oportunidad para seducir a nuevos escuchas con su obra grabada. Y para ello, en su papel de excelso gourmet musical, está Ramón de España, que lo mismo se adentra en el punk que en el rock clásico, el country rural, la electrónica, el fado, la rumba o el folk rock. Todo cabe en su peculiar menú sonoro.
Libro de marcada impronta literaria, en La edad de plástico el dato certero se enreda con el recuerdo personal, la evocación del tiempo vivido y la memoria generacional, todo ello salpimentado por esas impagables dosis de fina ironía que son consustanciales a la escritura de Ramón de España.