¿A qué viene la obsesión de los independentistas catalanes con Martin Luther King? ¿Qué debieron pensar Barack Obama, Russell Crowe o el homófobo presidente de Uganda al recibir el librito Catalonia Calling, subvencionado por la Generalitat? ¿Erasmo de Rotterdam era un catalán que se cambió el nombre para no pasar a la historia como Erasmo de Manlleu? ¿Hacía falta suprimir las banderolas del World Press Photo porque llevaban la cara de un torero y una Barcelona antitaurina no puede tolerarlo? ¿Acabará Cataluña convertida en una tierra entre Kosovo y el poblado de Astérix? ¿Hasta dónde llegaremos con el dislate independentista de un gobierno teledirigido por la ANC (Assemblea Nacional Catalana)?
Estas y otras cuestiones más que tragicómicas, a juego con la senyera y la estelada, son las que el autor propone en este delirante e irónico dietario que repasa los últimos meses vividos peligrosamente donde se siguen exprimiendo las generosas ubres de la patria.