En la guerra fratricida que enfrenta a la casa de York con los Lancaster, el nombre de "el Dragón" ha pasado a ser sinónimo de crueldad. Temido y despreciado por igual, Enrique VII lo considera uno de sus más fieles servidores. Después de años combatiendo ardientemente por su causa, la paz parece afirmarse en el reino y llega el momento de premiar la fidelidad del fiero y hermético guerrero con una recompensa ansiada por muchos: la mano de Lady Norfolk. Adrián Wentworth es un hombre hecho a sí mismo: hijo de campesinos, ha conseguido granjearse la simpatía del rey Enrique blandiendo la espada por su causa. Pero, tras una vida en el campo de batalla, Adrián comienza a ansiar la retirada, un hogar y unas tierras en las que envejecer. Un sueño al alcance de su mano, si decide aceptar la oferta de Enrique. La única pega parece estribar en la propia dama: Adrián siempre se ha visto despreciado por los de su clase. ¿Podrá, entonces, desposar a una mujer que lo odiará hasta el fin de sus días? ¿Está su linaje destinado a enfrentarlos? Sin embargo, aquellos ojos azules no parecen hablar de odio. Contraviniendo todo sentido común, la dama parece decidida a desafiarle a cada paso y mostrar una tenacidad que enfriará el corazón del Dragón. Lady Margaret Norfolk es una mujer acostumbrada a llevar las riendas de su vida; por eso, cuando tiene que defenderse de los avances de un pretendiente demasiado ansioso por conseguir su mano, no duda en pedir audiencia al mismísimo rey y pactar con él. Ahora, por decreto real está obligada a contraer matrimonio con el irascible Dragón. Pero la práctica muchacha no piensa dejarse amilanar por el imponente guerrero; es más, está dispuesta a hacerle frente siempre que le sea posible. ¿Qué esconde el feroz guerrero que tanto la conmueve? Su penetrante mirada crea en la joven un ansia difícil de calificar, quizá sea cierto que los dragones poseen un corazón…