La crisis de los medios es un certero aviso de la amenaza ya no inminente, sino omnipresente, del totalitarismo audiovisual, de la implacable y empobrecedora homogenización de las narrativas audiovisuales bajo un mismo paradigma narrativo, que margina toda propuesta que no se adapte a este y neutraliza todo desafío por medio de su infiltración formal en cualquier obra que se pretenda ingenuamente contestataria. No es este un texto solamente para especialistas del sector, si no una lúcida disección -para uso y disfrute de todos los públicos- de cómo se fabrica el omnipresente discurso audiovisual.