Cuando estalla la Revolución Cultural en 1966, Jili Jiang, con sólo doce años, desea secundar en todo al presidente Mao. Sin embargo, debido a que sus abuelos fueron terratenientes, su familia empieza a sufrir el acoso de los nuevos dirigentes del Partido. A pesar de todo, Jili sigue confiando en la grandeza del mensaje del presidente Mao. Así transcurren las cosas hasta que llega a una dramática encrucijada: sólo si denuncia a su padre podrá aspirar a lo más alto en su carrera académica.