Marion Shaw se crió en los suburbios, donde lo único que conoció fueron el anhelo y la carencia. A pesar de que lo que más anhela es abandonar la ciudad y todas sus miserias, no tiene ninguna esperanza de escapar hasta el día en que encuentra un anuncio muy peculiar en el periódico, en el cual se busca una criada de sangre. Aunque sabe muy poco sobre el lejano norte, donde los nobles viven a todo lujo y se beben la sangre de aquellos a su servicio, Marion decide tratar de conseguir el puesto. En cuestión de días, se convierte en la nueva criada de sangre de la infame Casa del Hambre. Allí se ve envuelta en un mundo de libertinaje, en cuyo centro está la condesa Lisavet, una mujer amada y temida a partes iguales. Y la condesa no tardará en mostrar un especial interés por Marion. Lisavet es magnética, y Marion está impaciente por satisfacer a su nueva señora. Pero cuando descubre que las antiguas paredes de la Casa del Hambre esconden antiguos secretos, Marion se ve envuelta en un feroz y mortal juego. Marion deberá aprender rápido las reglas de su nuevo hogar, o los pasillos se acabarán convirtiendo en su tumba.