Hipatia, Giordano Bruno y Villamediana ejemplifican como pocos la tragedia que se abate sobre los valores del espíritu cuando éstos tropiezan con la intolerancia. Hipatia destacó como filósofa, astrónoma y matemática, y dirigió en Alejandría una prestigiosa escuela hasta que con su muerte, a manos del fanatismo en el año 415, se ensangrentara el crepúsculo que ya se cernía sobre el mundo antiguo. Giordano Bruno, nacido en pleno Renacimiento, enseñó su audaz filosofía del mundo y la mente en París, Londres y Praga, sufrió años de prisión en Venecia y Roma, y sería condenado por la Inquisición a morir en la hoguera en 1600. Juan de Tassis, conde de Villamediana, amigo, discípulo y protector de Góngora, sobresalió como poeta amoroso, satírico y mitológico en la corte de Felipe IV, hizo de su vida un gran juego poético y murió en la calle Mayor de Madrid en 1622 víctima de un atentado que hizo época. De los tres se puede decir que fueron mártires de las luces contra el oscurantismo, de la libertad de pensamiento contra la intolerancia.