Maestra en el delicado arte de enhebrar palabras y desenrollar historias es doña Mariela Isabel Ríos Ruiz-Tagle, poeta, novelista y, sobre todo, cuentista. Precisa microcuentista para ser específicos.
Ella domina el uso del espejo, aquel instrumento para mirar, mostrándonos “las dos caras de una misma moneda” de los temas tocados; familia y soledad, amor y desamor, encuentros y abandonos, verdades y mentiras, libertad y opresión, etc.
—Te quiero mi amor.
—Yo también te amo.
Levanta su cabeza y observa fijamente su rostro en el espejo.
Este libro es un caleidoscopio de espejos; imaginarios, mágicos, distópicos, fantásticos o crudamente reales, distintas ambientaciones en las cuales apreciamos algunas de la infinidad de facetas del alma humana.
Además, como bien decía Baltasar Gracián, “Lo bueno, si breve, dos veces bueno”, entonces el microcuento es doblemente valorado, por su relato y por su brevedad.
Brevity is the soul of wit.
William Shakespeare, Hamlet, Act II, sc. ii.
Y precisamente es en el arte de pulir sus cuentos para reducirlos a la esencia misma, a la semilla, núcleo de la insondable sabiduría en el cual Mariela Isabel nos demuestra su electrónica relojería develándonos estos haikús en prosa de nuestros tiempos modernos.
There is a distinct limit... to all works of literary art - the limit of a single sitting.
Edgar Allan Poe, The Philosophy of Composition
Modernos tiempos en los cuales no disponemos siquiera de una sentada para leer o escribir, pues nos observamos leyendo un cuento en el Smartphone, parados, en los tres minutos entre estación de Metro, buscando una verdad, siquiera una, en la incesante y vana agitación de nuestra vida y permitirnos la posibilidad de imaginarnos “que las inquietas mariposas de su jardín vivieran libres y en paz.”
La oración breve, sube al cielo.
Proverbio español
Juan Carlos Barroux R.
Santiago de Chile, febrero de 2016