El yoga no se propone convertirte en un ovillo hu-mano, ni que te pases al vegetarianismo, ni pretende que te acostumbres a visitar bares de zumos natu-rales vistiendo ropa de deporte. Es una manera de crear hábitos saludables para ayudarnos a vivir con menos dolor y con más paz y felicidad. Pero no siempre tenemos la posibilidad de asistir a clases. La instructora Christine Chen, basándose en su propia experiencia, nos presenta una manera fácil y diver-tida de incorporar el yoga a nuestra vida cotidiana –en casa, en el despacho, en los desplazamientos del trabajo a casa– para transformar el malestar y el caos en momentos de felicidad, salud y concentración, sin importar la forma física, la experiencia con el yoga, la edad o el sexo.