Villa Scasso, oeste de la provincia de Buenos Aires. Un laberinto de callejuelas y paredes de ladrillo hueco con sus propias leyes -las de los Pibes de Scasso- del que los policías -patas negras- se mantienen al margen. Allí, el único día nevado del invierno más helado que se recuerda, una madre y su hija mueren. Calavera y Lagarto. Dos oficiales de policía. Al primero, salido de la villa, aún le hormiguea en el cuerpo la brutalidad y barbarie del código de Scasso. El segundo se resiste a dejarse llevar por la marea de violencia que gobierna sus calles. Esta es la historia de una venganza en un enclave salvaje; de policías que juran devoción a estampitas de San Jorge, de delincuentes que veneran a San La Muerte y de una sorda guerra urbana en la que los que sobreviven, los que matan, terminan corrompidos, asfixiados por sus pecados.