La ciudad, comprendida como cárcel y proyección de la visión más destructiva del ser humano del siglo XXI; es la base estructural de una poesía que desde el 2009 se ha consolidado, entre otras cosas, como testigo emocional de un tiempo; enarbolándose desde la denuncia a la ruptura del ser humano con la naturaleza, a la superficie como eje de la búsqueda social o a la castración sensorial y emocial del individuo. Bajo esta perspectiva, el sistema productivo, el asesinato de nuestra propia identidad, la alienaciónón como percepción de lo libre, la involución educativa o la sumisión de la masa al capital, se convierten en los grandes protagonistas del tinte que viste las lunas bajo las que el poeta reivindica el camino hacia una utopía que podría cambiarlo todo. Un faro que nace con nosotros para perecer en el sinsentido de la socialización. Desde el 2009 hasta el 2015, la poesía de David evoluciona progresivamente hacia la búsqueda del protagonismo del lector en el desarrollo de la totalidad lírica. De este modo, las diferentes temáticas se fueron transformando en una suerte de estímulos atestados de herramientas y resortes al servicio de aquel que quisiese navegar sobre estos versos. El libro-disco “Fractal” recoge lo más trascendente de este periodo, una etapa en la que Rivera creó fundamentalmente desde el sonido y la interpretación, y así, este disco representa del modo más fidedigno una época en la que la transición entre la música clásica y popular hacia la creación sonora más libre se hizo evidente, convirtiéndose en el detonante de su creación más actual.