La lucha por la democracia en España y la construcción europea han sido dos objetivos constantes, que se escapan en cada una de estas páginas. La Constitución Europea viene de lejos, es un proceso abierto desde el Congreso del Movimiento Europeo de 1948, para enmendar una larga historia de guerras entre Estados, afirmando valores compartidos e intereses comunes. El proceso incorporó progresivamente los elementos que crearon en 1992 la Unión Europea como una Unión Política, Económica y Monetaria al final de la guerra fría, sustentadas en la ciudadanía común y la moneda única, el Euro. La Unión Europea ha proseguido su ampliación y, desde mayo de 2004, acoge a 25 países. Mantiene la puerta entreabierta a nuevas incorporaciones. La Constitución, elaborada por primera vez en una Convención con debate público –con luz, taquígrafos e Internet–, consagra la Unión sobre la base de los ciudadanos y los Estados, con valores y objetivos definidos, con una Carta de Derechos Fundamentales y políticas comunes. Sin duda, un paso decisivo en la creación de una democracia supranacional, que, además de proporcionar paz y prosperidad a los europeos, constituye una original respuesta en la era de la globalización.