Tratar con la voluntad humana es lo más difícil, porque esto no puede hacerse siguiendo una ruta lineal, como sí que es posible hacerlo con las sustancias materiales y concretas del mundo; por eso ha habido diversos discursos éticos que han asumido de forma diferente la relación entre el deseo y el deber: hay escuelas que han imaginado esa relación; hay escuelas que han traducido dicha erlación a un molde de significación; y hay alguna más que no ha querido ni imaginar ni significar, sino ir a algún punto que ha quedado en el olvido con el desenvolvimiento de la cultura. Las formas y matices de la ética son diversos y múltiples, a diferencia de lo que sucede con otras disciplinas; dificilmente podrá argumentarse la existencia de varias matemáticas o físicas, por ejemplo.