Cada verso plasmado es una gota de mi sangre, porque todo lo escribo a corazón abierto. Leyéndome, se adentrarán en un mar azul de olas que acarician o provocan tempestades y percibirán la brisa otoñal de mis nostalgias. Se sentirán transportados hacia un horizonte inexplorado y conocerán, además, mi forma de pensar frente a otros aspectos de la vida, que fui exteriorizando para alivianar mi mochila. Porque para saber reconocer el azul y el ocre, es necesario transitar por otras tonalidades.