El último oso de Hannah Gold es, ante todo, un libro mágico y muy completo. Por un lado tenemos a April, una niña fuerte, valiente y con unas convicciones tan grandes como su enorme corazón. April casi no recuerda a su madre, con un padre emocionalmente ausente y absorbido por el trabajo como auto excusa para intentar superar la pérdida, se ha convertido en una niña muy especial, con una personalidad de esas que marcan la diferencia. Por otro lado, compartimos historia con un ser majestuoso, un gigante de la naturaleza que vive aplastado por una dura realidad y al que pronto descubriremos en el más humilde y necesitado estado.
Esta novela es un canto a la vida, un viaje hacia las emociones más profundas del ser humano (y de nuestro Oso), una aventura de encuentros, de amistades que van más allá de toda lógica y que son, precisamente tan mágicas gracias al gran amor que habita en los corazones más insospechados. Es, también, un canto a la naturaleza, narrado con una majestuosidad tan imponente como su principal protagonista.
La pluma de la autora es muy especial, consigue narrar con gran belleza y plasticidad el ambiente ártico y tiñe de poesía las emociones de los protagonistas. No resulta pesada, sino más bien relajada, evocadora y, en cierto momento, me dejó con las emociones a flor de piel.
Una novela juvenil que bien puede leerse a cualquier edad y con un mensaje de protección y cuidado de nuestro planeta bien marcado.
Lo recomendaría especialmente a aquellos amantes de la naturaleza y de esa emoción tan fuerte que da la valentía necesaria para luchar por los sueños, especialmente cuando son enormes y resuenan incesantemente en nuestro interior. (Gloria Mª Martínez Tarazona, 17 de febrero de 2022)