Es un libro espeluznante y espectacular, y me ha resultado más terrorífico que cualquier libro de Stephen King. Este libro está desgraciadamente más a la orden del día en la actualidad que en su momento, pues en el deterioro psicológico anunciado del protagonista podemos reconocer fácilmente a alguno de esos tipos que no dudan en matar a sus parejas locos por los celos o por las paranoias que cruzan por sus cabezas. Más allá de su propia declaración al principio del libro, a medida que nos adentramos en el libro y en el pensamiento obsesivo del pintor somos conscientes de que esa historia no puede acabar bien, que su obsesión por conocer e interpretar lo que la chica dice, piensa o siente, sólo puede tener un sangriento final.
hace 13 años