Más allá de la urbanización está el bosque. Ese bosque oscuro y silencioso en el que los niños escapan para perseguir fantasmas, miedos y leyendas. Son sólo juegos. Hasta que no vuelven. La tarde del 14 de agosto de 1.984, tres niños de doce años, Jamie Rowan, Peter Savage y Adam Ryan, se adentraron en el bosque de Knocknaree, en las afueras de Dublín, nunca más salieron de él. Aunque la Policía encuentra esa misma noche a uno de ellos, Ryan, abrazado a un roble, con los zapatos llenos de sangre y un rostro de espanto, incapaz de recordar nada de las horas anteriores. Veinte años después, Ryan intentará definitivamente escapar de aquel bosque. Ahora se hace llamar Rob, es detective de Homicidios y sigue guardando con celo aquella pesadilla de la infancia. Hasta que encuentran el cuerpo de una niña de doce años asesinada en un escenario difícil de olvidar: el mismo bosque, el mismo terror, ninguna pista.