Cada vez somos más los que deseamos establecer otra manera de vivir con los animales, de recuperar el contacto que un día tuvieron nuestros ancestros. Pero ¿cómo reaprender a convivir? Rastreándolos, porque rastrear es el arte de aprender sobre el modo en que habitan los otros seres vivos. Es reencontrar un mundo pleno, donde sentirse «en casa» no nos convierte en dueños de la naturaleza, sino en cohabitantes maravillados. Rastrear es transformarse y activar en uno mismo las capacidades de un cuerpo distinto. De Yellowstone —donde convive con osos que antes han devorado a un médico— a Kirguizistán —donde sigue a un leopardo de las nieves— o a Haut-Var —donde descubre entre los lobos comportamientos nunca antes conocidos—, Morizot nos invita a acompañarle en sus viajes y a seguir los pasos de estos seres extraordinarios que son nuestros parientes.