Publicado en 1829, está considerado por muchos como el primer relato policiaco de la literatura. Incluso Mark Twain fue acusado de plagio por las similitudes que “Tom Sawyer, detective” tiene con “El párroco de Vejlby”.
Anécdotas aparte, se trata de una novela breve de apenas 70 páginas basada en hechos reales y que se divide en dos partes. La primera y más extensa es el “Diario del juez del partido Erik Sørensen”, en el que el honrado juez narrador nos pone en antecedentes y relata cómo el párroco de Vejlby, padre de su prometida, es acusado de asesinato. En “Notas del párroco de Ålsø”, que se sitúa veintiún años después de los acontecimientos expuestos en el diario del juez, se llega a la conclusión del caso aclarando lo que realmente sucedió.
Narrado en fragmentos cortos y en primera persona, es un texto realista y expositivo que analiza las circunstancias de un crimen, y podría ser también una velada crítica a la pena de muerte. Bien escrito y ameno de leer, mi único “pero” es que se lee en un rato, pero me parece una lectura muy recomendable. Además la edición de Ardicia es muy cuidada y bonita.