Saccomanno nos pinta un futuro apocalíptico en el que la violencia, el asesinato y el terrorismo, son el plato cotidiano con el que se desayuna cada día. Un reino en el que la inmoralidad, la deshumanización y la injusticia, forman parte de la atmósfera insana que se respira. Bajo este estercolero inmundo transita un apocado y rutinario personaje. Un triste oficinista que vive con el constante miedo a ser despedido. Un ser apático y frío, que se ve permanentemente despreciado y humillado por su entorno laboral y familiar. Un individuo gris, que adquiere cierto tono de color,de brillo y de jovialidad, al enamorarse y obcearse en una atrayente relación con una compañera de trabajo. Su final resulta bastante previsible y no sorprende para nada. Para mí, supuso un trago oscuro de sabor amargo, y de chispeantes burbujas de angustia. Una copa sucia y quebrada, que recibió el Premio Biblioteca Breve de Novela.
hace 8 años