A sus veinte años, Kaely se escapa de casa poniendo rumbo a otro país con la certeza de que tarde o temprano la buscarán por el delito que ha cometido. Acaba en la ciudad de Sevilla en busca de alojamiento y un trabajo, con el que ganarse la vida y empezar de cero. Sin embargo, la tranquilidad y la paz que busca se ven truncadas cuando encuentra a una niña jugando en el parque. La preocupación y la curiosidad impulsan a Kaely a seguirla y caer en las garras de un grupo de lo más extraño. «La secta», como los llama en un primer momento, tienen planes insospechados para ella que se ve involucrada, sin quererlo, en sus artimañas y termina aprendiendo a ser uno de ellos.