En este pequeño ensayo Hans Magnus Enzensberger, uno de los creadores más agudos y significativos de nuestro tiempo, se adentra en el laberinto de la inteligencia y de nuestros intentos por medirla, demostrando precisamente la idiotez de los tests de inteligencia. El pensador alemán acude a las raíces del concepto inteligencia y rastrea su evolución histórica en las lenguas europeas. Enumera los términos que utilizamos para calificar la inteligencia o la falta de ella, y descubre que son mucho más numerosos los que se refieren a la estupidez. A veces desternillante, a menudo instructivo, siempre perspicaz, Enzensberger termina ironizando sobre las pretensiones de los apóstoles de la inteligencia artificial y pone un lírico punto final con su Himno a la estupidez.